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En cada una de las plazas que puedan encontrar en su visita a Córdoba, tendrán ante ustedes un capítulo de la historia de esta ciudad. Rodeadas de macetas, farolas, canto rodado del río Guadalquivir, casas de alcurnia y la representación en esculturas de figuras relevantes de la ciudad.

Algunas de ellas nos muestran el crecimiento de la ciudad con el paso del tiempo y su transformación económica, como pueda ser el caso de la Plaza del Potro, Plaza de la Corredera y Plaza de las Tendillas, desde el siglo XVI al siglo XX. Nos vamos a detener en esta última. A día de hoy forma el centro neurálgico de la ciudad de Córdoba, pero ya desde los orígenes de la ciudad, próxima a esta plaza, se encontraba el umbiculum romano, el punto de intersección entre los dos ejes más importantes, de norte a sur el Kardus máximum y de este a oeste el Decumanus máximum.

El origen de la Plaza de las Tendillas (popularmente conocida como ¨Las Tendillas¨). Nos debemos trasladar al siglo XV, en la zona este de la plaza se encontraba el Convento de la Orden de Calatrava, y unas pequeñas tiendas aledañas, lo que pasó a llamarse Tendillas de Calatrava. En el siglo XVI el Cabildo Municipal compra al comendador de Calatrava Don Pedro Fernández de Córdoba los terrenos del convento.

Si hablamos de un período más contemporáneo, desde el 1925, tenemos la ampliación definitiva de esta plaza. El ayuntamiento encomienda este proyecto al arquitecto municipal Félix Hernández (Mezquita-Catedral, Medina Azahara, Alhambra).

Edificios como el antiguo Palacio de Colomera, Central de Teléfonos, Casa Enríquez Barrios (Edificio Siena), la Unión y el Fénix o la Casa Marín Fernández rodean a día de hoy esta plaza y han sido testigos de las diferentes celebraciones que han tenido lugar aquí desde comienzos del siglo XX. Como pudo ser la carrera oficial de la Semana Santa Cordobesa, los méritos deportivos de los equipos cordobeses o a nivel nacional, la exposición de la Custodia Procesional del Corpus Christi o la despedida del año y la bienvenida al año nuevo. Haciendo referencia a esto último no podemos olvidar ¨El reloj de las Tendillas¨.Desde el año 1961 escuchamos el sonido de una soleá, por parte de Juan Serrano el cual donó esta composición a la ciudad de Córdoba.

Y si alguien ha sido testigo fiel de todas estas celebraciones, sin lugar a duda, tenemos la estatua ecuestre de Fernando Gonzalez de Córdoba, más conocido como El Gran Capitán. Obra del escultor Mateo Inurria, realizada en bronce exceptuando su cabeza en mármol, la cual ha dado pie a una falsa afirmación de su parecido al torero Rafael Molina ¨Lagartijo.

Y otra de las leyendas que lleva consigo esta plaza, es su lago. Según afirman muchos cordobeses unas magníficas grutas bañadas en agua con sus estalactitas y estalagmitas decoran el subsuelo de esta plaza. La realidad nos dice que debemos pensar en acuíferos que provienen de Sierra Morena, al igual que otras muchas partes de la ciudad.

Les recomiendo qué en su estancia en Córdoba, marquen esta plaza como referente en su visita y les garantizo que no quedarán decepcionados.

Les espero en Córdoba.

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