Entre las antiguas collaciones de Santa Marina de las Aguas Santas, San Agustín y San Andrés se encuentra unos de las casas solariegas más importantes de la ciudad de Córdoba.
Hablamos del Palacio de Viana, desde el siglo XV al siglo XX, ha albergado en sus estancias hasta 18 propietarios diferentes pertenecientes a la nobleza cordobesa.
Aunque sus orígenes se remontan a comienzos del siglo XV, la propiedad se va a ir ampliando, añadiendo casas y terrenos cercanos a lo largo de los siglos. Teniendo actualmente unas dimensiones entorno a los 6500 metros cuadrados de superficie, consta de 12 patios, el nombre de cada uno de ellos es dado por un elemento que se pudo vincular con el patio a lo largo de su historia, un jardín con una superficie de 1200 metros cuadrados y sus dependencias, la cuales pueden optar por visitar con planta baja, planta alta sector occidental y planta alta sector oriental. A destacar su portada con el lema en su parte superior ¨Padecer por vivir¨, la escalera principal cubierta por un artesonado mudéjar, ambas obras se le atribuyen al arquitecto Juan de Ochoa.
Será en el año 1562 cuando tenemos al I Señor de Villaseca, Gómez de Figueroa y Córdoba. En el año 1567 al I Marqués de Villaseca, Gómez Fernández de Córdoba y Figueroa, 1875 al I Marqués de Viana, Teobaldo Saavedra Cueto y los últimos Marqueses de Viana, Fausto Saavedra y Collado con Sofía Emilia de Lancaster, estos son los que dieron esta última apariencia noble al palacio. Con las diferentes colecciones que crearon y la decoración de la gran mayoría de las dependencias que actualmente se pueden visitar.
Declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1981 y Jardín Histórico Artístico en 1983.
Podrán apreciar desde mosaicos romanos, tapices gobelinos, colección de cordobanes, colección de azulejos y arcabuces. Dentro de la pinacoteca de palacio, podrán ver un cuadro de Sorolla, donde pintó al rey Alfonso XIII y este se lo regaló al Marqués de Viana o un cuadro de Zurbarán, que representa a un monje cartujo.
Sin lugar a duda, su visita al Palacio de Viana, les va a transportar a otra época donde la nobleza ostentaba el poder y no había fronteras a la hora de decorar los interiores de las habitaciones de palacio.
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