Como símbolo de poder absoluto y para ser reconocido por el resto de los Califatos existentes en el siglo X. Abderramán III construye su ciudad palatina, Madinat Al-Zahara.
Una vez autoproclamado Califa en el año 929 y después de un desafortunado encuentro con las tropas cristianas en la batalla de Simancas-Alhandega, siete años después decide erigir sobre lo que fue una villa agricolae romana, y en las primeras estribaciones de Sierra Morena, lugar que se dio a conocer como el Monte de la Novia, Madinat Al Zahara.
Los edificios construidos sobre un sistema de aterrazamiento, estaban totalmente jerarquizados en las 3 terrazas que componen el complejo. Dar Al Mulk (Casa del Poder-Alcázar Califal) en la terraza superior, en esta también se encontraba la del Primer Ministro (Hachib) y la que sería la de su hijo y sucesor Alhaken II. La Medina donde se ubicaba la población, el acuartelamiento en la terraza inferior.
Como principal punto de referencia propagandística de su poder, tenemos el Salón Rico o Salón de Abderramán III. Aquí fueron recibidas embajadas de todo el mundo, así como reyes cristianos como sería el caso de Orduño IV. Ubicado en la terraza intermedia.
En su construcción se utilizaron diferentes materiales, mármol, granito, pizarra, pudinga y como no, la incalculable cantidad de sillares de arenisca transportados desde las canteras de Santa María de la Albaida y Santa Ana, cada sillar podía pesar entorno a 110 kilogramos.
La vida de Medina Azahara fue muy efímera, su destrucción fue sobre el 1013. Siendo lugar de cantera para otras edificaciones, como pueda ser el cercano Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso, que data de comienzos del siglo XV.
No se puede perder en su visita a Córdoba, este yacimiento arqueológico patrimonio de la Humanidad por la Unesco 2018.